Este año elegimos concejales, y algunas consideraciones al respecto debemos escribir. En mi caso, y sin conocer las listas de los candidatos o precandidatos que van a participar en las PASO y finalmente en las generales de Octubre, ya se a quien voy a votar. Probablemente usted que lee estas líneas también lo sepa, o tenga una idea definida entre optar por el oficialismo o la oposición local.
Dos grandes opciones, oficialismo u oposición. Si opta por la
segunda, tiene variedad, ahí puede haber indefinición.
Esto nos da una pauta para responder la pregunta que titula
este posteo: no importa mucho quienes se presenten en las listas a la hora de
elegir concejales. Nos definimos por espacios más que por individuos. Sin saber
quienes se presentan, mas o menos uno sabe para donde va a apuntar su voto. En
parte porque no es posible elegir
individualidades (no se puede elegir al concejal 1,3, 4 y 7 y al resto de
la lista no). Uno elige una lista de concejales pertenecientes a un espacio político,
mayormente traccionada por las listas superiores (legisladores provinciales y
nacionales), elegimos un proyecto
conjunto, punto.
Si bien es cierto que dentro de una misma lista pueden existir candidatos que nos representen mejor que otros, o que gocen de mayor conocimiento público, también es cierto que un concejal no es una individualidad. Eso es claro para mí.
Si bien es cierto que dentro de una misma lista pueden existir candidatos que nos representen mejor que otros, o que gocen de mayor conocimiento público, también es cierto que un concejal no es una individualidad. Eso es claro para mí.
Tan claro es, que si
soltamos a cualquier concejal a caminar por la peatonal Rivadavia, es probable
que nadie los individualice. No los registra nadie.
Sin embargo, y a
contramano de lo que acabo de escribir (pero también a partir de eso), desde los espacios políticos la estrategia
se orienta exclusivamente a la instalación de candidatos individuales por sobre
los partidos políticos, como si se tratara de una elección ejecutiva. Es
entendible que así suceda. Resulta infinitamente más fácil (más fácil, no estoy
seguro que sea más efectivo) instalar un nombre, una cara, un slogan, que un
programa político. La cartelería muestra caras (y algunas caripelas que
mamadera). Es el Marketing, estúpido.
Esta semana se conoció una encuesta en la cual los
consultados respondieron por individualidades: Gutierrez, Sahagun, Gurzi. Todos
candidatos a Intendente. Llama la atención, porque no votamos intendente.
Este planteo personalista
de toda elección suele trasladarse al análisis de la actuación política del
concejo, de las legislaturas provinciales y nacionales. Se critica la actuación
sincronizada, homogénea, “levanta-manos” de los legisladores, particularmente
del oficialismo. Tengo para decir que un concejal es eso, un representante del
pueblo sujeto, condicionado y limitado por el espacio político que decide
integrar. Insisto: un concejal NO es una individualidad.
Se supone y se
reclama (muchas veces desde sectores del progresismo, inexplicablemente) que un
concejal actúe en base a eso que denominan “libertad de conciencia”. Que vote
lo que le dicte su conciencia, su experiencia política personal, su corazón o
su hija (como a Cobos en el Senado), en síntesis, que sea una unidad aislada
del mundo. Se reclama personalismo. Que no se subordine (discipline) a la
decisión del espacio que integra. Esa concepción individuo-céntrica de un
concejal es propia del liberalismo. Es poner lo individual por sobre lo
colectivo. Es suprimir al otro. Es convertirse en Miguel Bonazo. Es tener 24
bloques, perdón, 24 monobloques.
Me pregunto si no existe una relación entre esa forma de
pensar la actividad legislativa y el marketing electoral personalista.
Llaman a votar
personalismos, pero el concejo deliberante es otra cosa.
La política es una
construcción colectiva. Sino, no es nada. En lo colectivo, el concejal corre el
riesgo de someterse a participar de proyectos que van en contra de su ideal.
Hay una disputa entre lo individual y lo colectivo. Perder o ganar la pelea
dentro del propio espacio y aceptar el resultado.
En este contexto
electoral en el que el marketing le da una paliza a los proyectos políticos, y
los personalismos le ganan por goleada al conjunto, el Intendente de Quilmes Francisco “Barba” Gutiérrez anunció que va a
ser candidato a concejal. Y nadie se sorprende…¿Nadie tiene acaso algo para
objetar?
El marketing no está desprovisto de ideología.
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