Esta gente de El
Suburbano, que de fútbol sabe tanto como Wanda Nara, mientras trabaja,
inexplicablemente escucha el programa deportivo de Carlos Doallo, (hombre que
si sabe mucho de fútbol, atención), que se transmite por FMSur.
Resulta que el
programa de Doallo tiene mucha audiencia, lo cual es bueno, pero una audiencia con
incontenibles ansias de participación, lo cual no es del todo bueno. Al menos
no para mí en esas circunstancias laborales. Me desconcentro.
Entonces el hincha de
Quilmes llama al programa y dice sus verdades. Y yo mientras escribo estas notas
los sufro escucho.
Hay algo atractivo
en las declaraciones de oyentes radiales que no termino de descifrar,
pero que resulta atrapante. Supongo que está relacionado con la impunidad del
decir, que rompe el esquema de los programas. El tipo/a que llama a la radio
para comentar sus sensaciones merece un estudio serio, sociológico.
Llegué a la conclusión de que deseo
fervientemente que Quilmes salga campeón del mundo. No porque yo sea hincha del equipo centenario y eso viniera a provocar en mi una felicidad deportiva, sino
porque, si seguimos así, el hincha del cervecé tiene futuro de paciente psiquiátrico
del Borda reprimido por la
Metropolitana, y ningún Quilmeño de ley puede desearle
semejante destino trágico a otro Quilmeño. “Para un Quilmeño no hay nada mejor
que otro Quilmeño”, decía el general Perón.
Pero ya que estoy lo
confieso: estoy arto de escuchar sus neurosis. El hincha de Quilmes me hincha.
El hincha de Quilmes
sufre, grita, baja el tono…festeja!... se deprime, esboza teorías conspiranóicas
(si un lineman no cobra un offside, uno solo, automáticamente piensa que lo
están perjudicando intencionalmente, que la culpa es de Grondona, la AFA, la SIDE y la CIA), odia a los árbitros o
ama a los árbitros (muchas veces al mismo árbitro). Una semana insulta a Aníbal
Fernández y a la siguiente lo votaría para presidente (para Presidente de la Nación) con las dos manos.
Es irónico, es pesimista, pide la cabeza de De Felippe o que le renueven por 20
años, como a Ferguson. “Poné a los pibes!”, “poné a los veteranos”! Qué se
vayan todos! .Todos estos cambios de ánimo de un martes a otro, de un resultado a otro. Demasiada
ciclotimia.
Esta actitud cambiante
no es característica del hincha de Quilmes, sino más bien el reflejo generado
por un equipo que ha alternado “altos y bajos” en la competencia, inclusive
durante el transcurso de un mismo cotejo (Recordar el primer tiempo con Boca y el
segundo. El primer tiempo con San Lorenzo y el segundo). La campaña del equipo
de De Felippe ha sido bipolar. Y para ser justos, a todos los equipos les sucede
lo mismo, con excepción de Newells Old Boys, que ha conseguido “regularidad”,
esa palabra tan horrible que en el fútbol supone una virtud.
Sucede que la
posibilidad concreta del descenso del cervecero lo exacerba todo.
Es una lástima y al
mismo tiempo una injusticia que el hincha de Quilmes no pueda disfrutar de su
estadía en primera división sin volverse un demente. Una injusticia porque este equipo no merece
descender y de no ser por el sistema de promedios se podría disfrutar con mayor
holgura de su juego y entrega, que por momentos es admirable.
Pero el fútbol es pasión y la pasión un padecimiento. Por
eso se habla de “La Pasión”
de Cristo.
“Y el hincha es todo
en la vida”, lo decía Discépolo en la película homónima: “¿Y para qué
trabaja uno si no es para ir los domingos y romperse los pulmones a las
tribunas hinchando por un ideal? ¿O es que eso no vale nada?”..."¿Que
sería del fútbol sin el hincha?...El hincha es todo en la vida...”
Por eso desde esta
página le dedicamos un posteo al hincha de Quilmes. Aunque nos cansen sus
comentarios radiales, los preferimos al silencio. Por una sencilla razón: esos comentarios son
genuinos, de las pocas cosas genuinas que conserva el fútbol. La única cosa que
el fútbol no ha logrado mercantilizar.
En tiempos en los que hasta el horario de un partido se utiliza
en virtud de objetivos que no incluyen el interés del hincha, que debería ser,
por otra parte, el único interés a defender en materia de programación de
espectáculos deportivos, venga este pequeño homenaje al hincha.
Aprovechamos la pared que nos tira Doallo para devolverla de primera y recomendar las columnas
deportivas que el periodista escribe en este periódico. Y le pedimos perdón por entrometernos
indirectamente en su materia. Amarilla Luna, la próxima a las duchas.
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