Borrador sobre la Nocturnidad Quilmeña: Bares




  "Me gusta tanto la noche que al día le pondría un toldo" 
El "Bambino" Veira, Crítico de cine.

Los bares de Quilmes son nolugares. Los céntricos sobre todo. Nolugares como Mac Donnals, a esa clase de nolugar me refiero, a que son todos iguales, estéticamente. Como si se comunicaran entre si, subterráneamente. Como si solo existiera un único gran bar.
Cambian algunos pocos detalles, pero la estética es la misma. También la propuesta es la misma (propuesta es una palabra que les queda grande, seria mejor decir oferta) En resumidas cuentas la oferta de un bar es esta: Venta indiscriminada de alcohol, sonido electro-pop ensordecedor, oscuridad sepulcral y hacinamiento. Un bar en Quilmes es algo que parece siempre estar a punto de explotar. Súmele media docena de patovicas encargados de contener ese coctel explosivo. Súmelos, porque si la casualidad evita la explosión, muchas veces son ellos mismos los encargados de la detonación, siendo menos parte de la solución que del problema. De alguna manera tienen que justificar el salario que perciben. Les pagan si hay quilombo.
El Concejo Deliberante de Quilmes intenta regular la actividad nocturna desde hace décadas. Ninguna regulación puede limitar la venta de alcohol indiscriminada, los sonidos ensordecedores o el amontonamiento de personas. Para ser efectivos ante esas problemáticas es necesario un inspector por bar, a tiempo completo. (y que cada uno de esos inspectores sea honesto, no se cual de las dos cosas es más improbable).
 Pero esta forma actual de administrar un bar promueve el descontrol y la violencia. Restringirla con ordenanzas de improbable cumplimiento parece inviable. No ha mejorado la situación de la nocturnidad. No ha sido efectiva esa política.
Más viable parece ser el suponer que los jóvenes se van a cansar, algún día, de este tipo de nocturnidad, y en ese momento optarán por otras: menos peligrosas, más seguras.
No estoy pensando en ninguna utopía: creo que el gobierno municipal y el concejo deliberante deberían promover esa otra nocturnidad, en compañía con los intentos de restringir los aspectos peligrosos de la actual. Promocionar una nocturnidad más saludable, más cultural, más lúdica… con algún tipo de contenido y no vacía como la actual. En esas cosas pensaba cuando apretaba el pomo en los carnavales. En algún momento existieron “bailes” municipales. Digo, de pronto, me parece…
Pero no todo es oscuro en la noche Quilmeña. A modo de ejemplo quiero mencionar dos experiencias nocturnas que se crearon evidentemente con una idea distinta de lo que debe ser un bar y que hoy resultan curiosas, porque se alejan mucho de lo que hoy son los bares de Quilmes, afortunadamente. Y también intentar justificar que esas formas operan sobre la disminución de la conflictividad nocturna, papel y lápiz, anoten.
Causas y Azares:
Causas y Azares estaba ubicado sobre la calle Alvear entre Garibaldi y Humberto Primo. Hoy el local está abierto, con otro nombre y otros dueños. Lo llamativo de este bar era que incluía en su propuesta (que ya se hacia sentir en su nombre, título de una canción de Silvio Rodríguez) lo lúdico. A Causas y Azares se iba a jugar. A los dados, al domino, a las damas, al ajedrez. En fin, juegos de mesa. Por eso había mesas, y casi nadie parado, y había música para escuchar, no para bailar. Un bar no es un mini boliche.  Un bar es un bar señores, ¿qué nos pasó?
Que esta página sirva para reivindicar a sus dueños, que pensaron una nocturnidad de juegos, que no fomentara el desborde.
Nyx:
Nyx queda en Lavalle entre Garibaldi y Alem. Hay algo en Nyx que ya casi está en extinción: pools. Así que también aparece lo lúdico como elemento distractivo, generando clima. Pero no es lo que quería decir. Nyx es un bar de música Heavy Metal y rock pesado. Sus parroquianos van a eso, a escuchar la música que les gusta. Aquí la propuesta es artística y es ella la que genera una asistencia habitué. Los dueños de los bares actuales quieren vender todas las cervezas de un año en una noche, esa es la razón del hacinamiento: la codicia. Nyx se garantizó un público durante años, eso es ser inteligente en términos de rentabilidad.
Contrariamente a lo que usted pueda llegar a pensar Nyx no tiene un solo patovica. No lo necesita. No hay conflictos, básicamente porque no se proponen desde el bar esos conflictos.

Ojalá sirvan estos ejemplos como muestra de que otro tipo de nocturnidad es posible y que conviene intentar fomentarla en los jóvenes, que no son tontos.

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