Quilmes queda en una provincia que se llama Buenos Aires




Vivimos en una provincia inmensa. Además, esa inmensidad es diversa, con múltiples realidades, problemáticas y objetivos. Con 15.600.000 habitantes repartidos (mal repartidos) en zonas rurales, costeras, asentamientos y pueblos de los 135 municipios que la componen.
 Esa heterogeneidad explica en mi caso, pero creo que es algo bastante común, la ausencia de un sentimiento de pertenencia bonaerense. Es curioso, pero no me siento habitante de la provincia que efectivamente habito. O, para ser menos dramático: me cuesta definir lo bonaerense.
 Lo que sucede en Pergamino, Junín, o Azul me es tan ajeno como lo que sucede en Oslo, Manhattan o el Estado de San Luis (Arg). No me animo a arriesgar una sola línea sobre sus realidades, de las cuales no participo.
Uno se siente Quilmeño, aunque no sepa muy bien que signifique serlo. Quizás porque lo Quilmeño excede sus límites territoriales y se extiende en ese territorio más amplio que se llama Conurbano, en el que si se presentan realidades comunes.
 Si cayéramos en paracaídas en cualquier punto del Conurbano, tardaríamos un rato en identificar el municipio en el que nos encontramos. El Conurbano se parece en todos lados, en sus cosas buenas, y en las que hacen falta también. Es una unidad estética. Se parece, inclusive, en la aspiración de algunos de sus habitantes a la porteñidad (a creer que son porteños, eso).  
 Sostener esa identidad (para lo cual primero es necesario identificarla y luego asumirla) conviene a la defensa de los intereses del lugar en el que vivimos. Decía que el Conurbano era una unidad estética. No así una unidad política. No existe la unificación de fuerzas mediante organismos o foros intermunicipales frente a problemáticas comunes: Licitaciones, cuestiones medioambientales, de transporte, etc.
 El Conurbano tiene que discutir lo que le corresponde. Tiene que aspirar a discutirlo como una unidad territorial y política. Su coparticipación, su representación en los congresos.
 El Gobierno Nacional ha identificado la problemática Conurbana. Le ha dado entidad, visibilidad, que no es poco. Primero Néstor (que se tomaba el helicóptero no para huir sino para visitar personalmente a algunos de sus intendentes) y luego Cristina. La semana pasada me tocó cubrir la entrega de convenios de obra pública enmarcados dentro del “Plan Más Cerca, Más Municipio, Mejor Patria”. El nombre del plan es bastante explícito: Interacción directa, sin intermediarios, de lo Nacional y lo Municipal. Treinta Intendentes diagramando obras públicas con sus propios equipos técnicos para sus distritos, financiada por el Gobierno Nacional, por un monto cercano a los 511 millones de pesos para esta etapa, que no es la primera ni la última.
 En esta etapa del “Plan Más Cerca…” el Municipio de Quilmes firmó un convenio por 76 millones de pesos para la finalización de toda la obra del Canal Güemes en Quilmes Oeste, más la pavimentación de la Av. República del Líbano en la zona de los barrios Novak y El Emporio, el mejoramiento de la ribera de Quilmes y la puesta en valor de la avenida 844 de San Francisco Solano.
 Es un ejemplo de las muchas interacciones entre los municipios y un proyecto político que los incluye no solo merced a su importancia electoral, sino también política, que algunos no están leyendo. Todo un paso.
 No exagero al decir que para mi esta fue la noticia más importante de la semana que pasó. Y mire que pasaron cosas importantes en los últimos días: se aprobó en el Congreso el memorándum de entendimiento con Irán y comprobamos que nuestros legisladores saben una bocha (?) de geopolítica…eso de hablar alegremente de lugares que uno no conoce; la apertura de las sesiones ordinarias, con un discurso presidencial que incluyó la futura presentación de proyectos de ley para democratizar la justicia; volvió Román!! descorche!; se va Tinelli del 13!!, pero no descorche, parece que vuelve al 11; y el paro docente en la provincia en la que queda Quilmes, por mencionar algunos temas.
 Pero el “Plan Más Cerca…” me sigue pareciendo la noticia más importante de todas, porque me incluye, no como cronista, sino como ciudadano. Discúlpenme el egoísmo.
Qué difícil se me hace hablar de Buenos Aires. No debo ser el único, casi nadie habla de buenos aires como una integridad. Sectores del Kirchnerismo sostienen que esa dificultad es la consecuencia de una protección mediática para con su gobernador. Yo percibo que nadie habla de la provincia, ni bien, ni mal y que no es un problema mediático (hay que acabarla con esta idea de que todo lo problemático se explica a partir de lo mediático. Más bien es un problema político.

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