El equipo de De Felippe golpeó primero y como
dice el refrán, golpeó dos veces. A los
8 minutos de la etapa inicial, con goles de Olivera primero y Menéndez después,
rompía todos los pronósticos de propios y extraños.
Contundencia,
orden, frescura, efectividad, trabajo en la semana (el gol de Olivera tras una
pelota parada lo evidencia) todo eso mostró Quilmes durante los primeros 45
minutos; jugando así no va a tener problemas para permanecer en la primera categoría
del futbol Argentino
Quilmes gustó, y lo más importante, ganó (el
primer tiempo). Promediando la media hora de juego el lírico Erviti marcó el
descuento, que no alcanzó para dar vuelta el resultado (del primer tiempo).
Arrancar así
entusiasma, ilusiona. Ganar (los primeros tiempos) siempre ayuda al trabajo
semanal. Sigamos por esta senda.
Las segundas partes, se sabe, nunca fueron
buenas.
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