Crítica de Arte. El Monumento al Sorete en Ezpeleta




Por Jean Fransua Embalau

 Los monumentos son visuales. Quiero decir que utilizan estímulos visuales para transmitir emociones. El espacio, las dimensiones, la luz, la perspectiva. Un monumento es espacial, se mira, se ve.
 El monumento al sorete también se ve, como tantos, como todos. Pero además (ay de las posibilidades del artista) se huele...es decir que le agrega a las ya clásicas formas de percibir este arte un nuevo sentido para su disfrute, el olfato.
 Menuda sorpresa me llevé al advertir que la emoción artística no solo interpelaba mis ojos, sino también mis fosas nasales! tan amoldado tenemos el espiritu a los cánones tradicionales de este arte.
 Ya adentrándonos en la descripción de la obra, el olor del Monumento al Sorete es contundente, inconfundible, manifestación de la influencia expresionista del artista. Despejemos las dudas del lector, que ya sospecha (que ya olfatea algo) : el Monumento al Sorete huele a mierda.
 Esa emoción pútrida coloca al observador a prudente distancia. Nos marca el terreno, nos aleja de la obra, provocando cierto distanciamiento, literalmente hablando, claro. Nos recuerda que todo arte es perspectiva, distancia. Arte que habla del Arte. Sencillamente extraordinario.
 Desde el punto de vista visual se observan dos estructuras bien definidas. Una inferior, rectangular. La otra superior, cuadrada, ubicada en uno de sus extremos. Ambas estructuras, blancas y simétricas, evidencian una relación de contacto, una interacción estática, la una sobre la otra ¿la una sosteniendo a la otra? ¿Soportando su cuadratura? Cuanta belleza conceptual. Extraordinariamente sencillo.
 ¿Quién es el genio detrás de esta obra vanguardista, que transmite a no dudarlo, las más diversas y múltiples facetas del amor?
 En los registros de la Secretaría de Cultura de la Municipalidad de Quilmes no figura. Las escuelas de arte del distrito no lo incluyen en sus curriculas. La mayoría de las obras vanguardistas generan aversión inicialmente. Sin embargo tanta indiferencia hacia el monumento es de extrañar.
 También es de extrañar la respuesta que dan los vecinos al ser consultados respecto del paradero y nombre del creador de la obra: se rien... sospecho una complicidad en ese gesto. Algo saben los vecinos y lo esconden... Quizá protegen a un artista barrial de las desventuras del éxito y la fama.
 Que estas modestas lineas constituyan un homenaje para un artista oculto y desconocido pero al que creemos haber interpretado con justicia.
 Y que también funcionen estas modestas líneas como un llamado de atención a los circuitos culturales Quilmeños, para que afinen el ojo, o en este caso en particular, la ñata.
 Despierten hombres y mujeres de la cultura! Un monumento que emana olores es vanguardista.
 El Monumento al Sorete se ubica en la intersección de las calles Esquel y Rio Desaguadero, Ezpeleta Este, los 365 días del año, Grátis.

Nota del Redactor de La Luna: Lo que Jean Fransua Embalau llama Monumento al Sorete no es otra cosaque la cámara de acceso al viejo y precario acueducto de los desechos cloacales del Barrio Ferroviario, que desemboca en el Arroyo Gimenez. La llegada del nuevo sistema de cloacas inutilizó el acueducto, que sigue emanando con persistencia ese inconfundible olor a mierda, especialmente los días de alta temperatura.
 Los vecinos del barrio, socarronamente, llaman a esa estructura Monumento al Sorete.
 No es la primera vez que un crítico de arte confunde una mierda con algo monumental. Al margen de estas aclaraciones compartimos con Jean Fransua la misma búsqueda.

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