La Quilmeñidad al palo



Aportes para la construcción de la Quilmeñidad: Sistema Onírico Numérico Quilmeño.

  No sé dónde se origina esa construcción asociativa entre el contenido de los sueños y los números de la Quiniela. Se trata de una construcción arbitraria, caprichosa, no hay dudas. En la Quiniela el número 6 es un perro pero ¿por qué es un perro? Lo que digo es que no hay razón que justifique esa asociación directa entre el num. 6 y su significado onírico por fuera de la Quiniela. Por lo demás ¿Quién decidió que el 6 fuese “el perro”?
 Al margen de estas consideraciones, la cosa funciona así: supongamos que usted, soñando, se cruza con un perro. Ya despierto, durante el transcurso de ese mismo día, debe apostarle al 6, que de seguro se gana unos mangos.

Este blog ha emprendido la búsqueda (o la creación, veremos) de una identidad Quilmeña. Esa búsqueda incluye a los sueños. Sospecho que los sueños de los Quilmeños son también Sueños Quilmeños. Nadie sueña figuras platónicas. No soñamos "un cura" (n 40) general. Soñamos un cura con rostro, particular, por ejemplo: Farinello.
 A esos efectos proponemos la creación de nuestro propio Sistema Onírico Numérico, reemplazando lo general por lo “particular Quilmeño”, siempre respetando las bases del sistema existente.
 A modo de ejemplos, "el cocinero" (el 23) sería reemplazado por Martiniano Molina; "la luz" (n.31) sería Edesur, que más que un sueño es una pesadilla; "el loco" (n. 22) sería Churrinche; "la virgen" (n.60) Nazarena Velez; "el humo" (n. 86) Mario Sagahun; "el niño" (n.02) por "el pibe"; "el hospital" (n.73) sería el Isidoro Iriarte; "el agua" (n.01) AySA. Para "el ladrón" (n.79) deberíamos llamar a Consulta Popular porque hay muchos candidatos. Y así con todos los números. Se entiende ¿verdad?
 Soñar en "clave" Quilmeña. Decidir por nosotros mismos el significado de aquello que soñamos. A ver si ayudamos a la suerte. Suerte



 Como se anoticia en el afiche que ilustra este posteo hay gente que va a dar una charla en la Universidad de Quilmes sobre Quilmeñidad… cada uno se gana el mango como puede, qué se yo.
Tengo para mi que no existe semejante cosa: la identidad Quilmeña. Básicamente porque no la necesitamos. Hace poco más de 50 años Berazategui era Quilmes y, probablemente en el futuro, alguna localidad de nuestro distrito nos abandone. A Berazategui, por lo demás, si le hizo falta (no se si le hizo falta, más bien le sirvió a su dirigencia política) esa construcción sentimental sobre su pertenencia territorial: dejar de ser el patio trasero de nuestra ciudad, dejar de envidiarnos. Pero pocas cosas son tan iguales como una persona que vive en Berazategui y otra que vive en Quilmes, o en Lanús, o Avellaneda. Porque también son idénticas nuestras problemáticas, nuestra infraestructura, nuestras calles asfaltadas y las de barro. Nuestras escuelas públicas, hospitales, comercios, músicas, actividades culturales, trabajos, salidas, noches, religiones, inseguridades, formas de hacer periodismo ¿O ustedes notan diferencias sustanciales, dignas de ser analizadas como identidades aisladas, en alguno de estos casos?
 Esto de identificarnos supone la idea del otro. De ese otro con el que nos comparamos. O intentamos diferenciarnos, para bien o para mal. O competir.
 A mi me interesa que los que vivimos en Quilmes nos ocupemos de aquello que sucede en Quilmes (Para eso tengo este blog, creo). Que en virtud de esa actitud sepamos defender, por ejemplo, la coparticipación presupuestaria que nos corresponde; o nuestra representatividad parlamentaria; o el grado de autonomía que merecen todas las administraciones locales. De ahí a suponer que existe una identidad Quilmeña, una característica propia del ser Quilmeño…qué se yo. 
 Quedan invitados. Yo voy a ir a ver que parlotean. Después les cuento

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