Está bien servir o ese puente


Lo que sigue es solo un sentir y debe leerse como tal.
 Existe una diferencia entre hacer cosas que “están bien” y hacer cosas que sirvan. Es, entiendo, comparable a la diferencia existente entre un ideal (discursivo) y la realidad, en ese orden. En lo discursivo, aquellas cosas que están bien soportan el peso de la subjetividad, que es livianito cual pluma. En lo concreto, la realidad, las cosas, sirven o no. Digo, como para trazar un parangón.
 El ideal suele ser atemporal y fijo. Es un ejercicio del pensamiento, muchas veces masturbatorio. Los hechos, la realidad, son otra cosa, te juzgan, te ponen en juego día tras día.
 Políticamente "lo que ocurre" se gestiona con lo que se tiene, con lo que se puede, por eso es necesario un conocimiento profundo de lo real. Y claro, surgen limitaciones.
  Lanata creo un diario y lo fundió, después de asociarse con Mata, que está acusado de vaciar Aerolíneas. La gente (la gente) le pide que sea presidente. Pero este es otro tema, menor.
 Me gusta iniciar las notas de esta manera casi abismal para luego situarme en un hecho específico absolutamente mundano, del pago chico. Quiero hablar de algo puntual que siempre menciona padre con razón (mi padre). Padre habla siempre (que pasamos por ahí) de lo inútil que resulta el puente peatonal ubicado a la altura de la calle Mendoza, del lado Este, y Paraguay del lado Oeste. “Nadie lo usa, todos cruzan las vías por debajo” dice siempre padre. Padre es un gran observador de lo real. También quiere a Lanata de presidente, pero ese es otro tema menor.
 El puente está ahí, casi sin estrenar. Padre cuenta que la iniciativa para construirlo surgió a raíz de un accidente ferroviario. Los vecinos reclamaron su construcción. El municipio respondió. Pasó hace más de una década.
 Y el puente está bien. Pero la realidad (la gente) lo evita olímpicamente. No lo usan.  
Y si el tren se lleva puesto a un peatón que decidió ganarle segundos a la vida y al mismo tiempo perderla ¿entonces qué?
 No es difícil asociar ese puente con lo ideal. “Hagamos un puente, entonces las personas lo van a usar y listo, ya está”…mmmmno, lamentablemente no funciona así. La vida, las gentes, nosotros, somos más complejos que las ideas bonitas.


El sistema de contenedores de residuos también admite la diferenciación anterior. Están bien los contenedores. Nadie se opone a la necesidad de modificar la forma de recolectar los residuos discriminando lo reciclable de lo que no lo es. Pero para que sirvan y no generen un problema adicional a la ya problemática gestión de “la basura” hay que, precisamente, gestionarlos. No basta con ponerlos ahí.
 Es común observar estos contenedores rebalsados de basura. La excusa de la inoperancia del sistema de recolección por parte de la empresa COVELIA, que en algunos lugares del distrito prácticamente ya no realiza tareas, es válida. La solución de fondo es la municipalización, se sabe. Hasta entonces los contenedores no darán resultado. ¿A qué tenerlos entonces?. 
El discurso y los hechos. El ideal y lo real, otra vez.
Muchas de las políticas de la Secretaría de Medio Ambiente están plagadas de buenas intenciones. Ideas bonitas.
 Hace algunos días su Secretario presentó el “Programa de Control Ambiental a Comercios y grandes generadores de Residuos”, nada menos que 3 años después de la implementación del Sistema de Contenedores… una medida que se parece mucho a una confesión de parte. La realidad  se comió una bonita idea, una vez más, en un pancho y con mostaza. La decisión de adoptar mecanismos que regulen el uso de los contenedores, mediante el castigo y no promoviendo y premiando conductas saludables, (lo que también es discutible), tres años después de su implementación.
La ciudad sufre una problemática que ya va siendo crónica.
Esperemos que la medida sea un puente para comunicar lo que está bien con lo que sirve.

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