Dos posteos atrás hablábamos de una línea: la que separa Ezpeleta de Quilmes. Pavada de interrogante el preguntarse la razón por la cual es ahí (la calle Hernández) donde termina Quilmes y arranca la bella y querida Ezpeleta. Nadie sabe, "así estaba cuándo llegamos".
¿Para qué sirve la división de un partido en localidades?
Dejémoslo ahí... o si quiere pienselo, es asunto suyo.
Contaba en
ese posteo que con un grupo de atorrantes que
frecuentaba la calle Hernández jugábamos a estar en dos lugares distintos al mismo
tiempo, parándonos en la mitad de la calle. La posibilidad de plantarse en ambos lugares (que son el mismo lugar)
nos hacía sentir atemporales. Había algo mágico en eso. Un juego de gente grande
Resulta que el año nuevo, que ahora es televisado
mundialmente, y un cuento de Edgar Allan Poe titulado “tres domingos por semana”, me
hicieron pensar en otro límite, que como los demás, se relaciona con el tiempo
y el espacio: ¿dónde comienza el año nuevo? ¿Dónde termina?
“Llegó año nuevo
a Checoslovaquia!!” dice la conductora del noticiero de TN, pero acá todavía
nadie prendió un petardo, ni se empinó una sidra. Son las seis de la tarde y todavía falta
para las doce. Pienso: entonces debe haber un lugar en donde el año nuevo llega primero,
antes que en ningún otro.
Efectivamente. Ese lugar, que más que un lugar
es una línea que coincide con el meridiano 180, tiene nombre y apellido, se llama Línea internacional del cambio de fecha. Es el lugar del planeta donde comienza el año
nuevo y, por ende, cualquier otro día del año.
Es también, como todo límite, arbitrario.
Esa línea, vertical, atraviesa el planeta de
polo a polo y cruza en su recorrido algunos archipiélagos… poblados...de gente.
Entiéndase. De un lado de la línea es un día (por ejemplo:
16 de enero), del otro lado de la línea es la misma hora, pero del día anterior. O del
siguiente, según de qué lado te pares. Hay 24 horas de diferencia exacta a cada
lado de la línea, que es lo que tarda este obeso planeta en girar sobre su propio
eje, lo que mundanamente llamamos "un día".
Con mis amigos nos parábamos en el medio de la
calle Hernández y jugábamos a estar en dos lugares distintos al mismo tiempo.
Los pibes que viven sobre la línea
internacional del cambio de fecha se paran sobre la misma para jugar a que están en dos tiempos distintos en un mismo lugar. Saltan de un lado al otro y gritan “Hoy es lunes, hoy es martes, hoy es lunes, hoy
es martes”
PD: El cuento de Poe no lo lean, es malísimo. Lo mismo que la vuelta al mundo en 80 días.
Checoslovaquia no existe más, se dividió en dos naciones: República Checa y Eslovaquia
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