Parece hablar de la calesita, pero habla de algo más profundo. Las calesitas no le van a cambiar la vida a nadie y, si la cambian, será solo para bien, algún pibe siendo felíz. Es un ejemplo la nota. Es la parte por el todo. ¿De qué habla? De la desprolijidad que caracteriza (según el autor) al gobierno local. Lo dice en el título. Es, no se si mentira, pero si injusto. O, mejor aun, un valor (la prolijidad) secundario, formal, por lo menos para mi. Ser prolijos ¿Quién es prolijo? Una calesita. Tres calesitas.
Hoy escuché, en el
programa de radio el Termómetro, a una mujer que decía que iban a dar una
charla en la Universidad
de Quilmes, nada menos, sobre la recolección de residuos domiciliarios. El
entrevistador (el mismo de la nota sobre las calesitas, el mejor entrevistador de Quilmes) pregunta: ¿cuántas toneladas de basura recolecta Quilmes? “No sé”,
respondió la mujer, que milita en una agrupación político/cultural, no importa
cual.
A mi, que soy malo,
me hubiese gustado preguntarle cuántos litros de combustible se necesitan, y a
que precio, para hacer funcionar los camiones recolectores (¿cuántos camiones?
¿Qué camiones?, ¿de qué marca y modelo?¿cómo se contratan? ¿se compran? ¿quién te da la plata?). Por mes, por día, por año ¿se rompe
uno y qué haces? el precio del crudo, los repuestos, la inflación. ¿Cuánto sale
cambiar un neumático?; cuántos trabajadores necesitas; cuánto merecen ganar, cuánto
Covelia, cuánto el sindicato de camioneros, cuánto la política real, no la de
pico.
El ideal como enemigo
de lo posible. Oh, finalmente lo dije.
“Estudiamos experiencias de todo el mundo” dijo la militante
político/cultural. A dos cuadras de mi casa, en Berazategui, el servicio de
recolección es municipal, hace rato.
Administrar, ser
prolijo... Seguramente en la charla de la Universidad de Quilmes estas dudas que presento quedarán
saldadas. O no. Hay lugares de jerarquía por si mismos: una exposición en la
universidad…debe ser seria... pero yo no voy, prefiero quedarme en casa a tomar el sol. Hoy el día
está hermoso y lo aprovecho.
Aprendí, en estos últimos
años, a distinguir poses, bonitas por
cierto (las minas de esas agrupaciones son las más lindas de Quilmes), de lo que no es pose. De lo que es realmente real, disculpen la redundancia.
Cuando apoyo la
cabeza en la almohada pienso: son dos opciones, municipalizar o seguir igual. A
favor o en contra. Yo elijo. Apoyo.
En las formas, claro, intentemos ser prolijos. ¿Y si no qué?
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