Se cuestiona la cantidad de empleados con los que cuenta el municipio de Quilmes respecto de su capacidad presupuestaria. Son muchos, eso dicen. Como si existiera una fórmula o un tope. Como si tener más empleados fuera indicio únicamente de un mayor gasto público y no una inversión.
Este concepto del empleo como gasto está más ligado a la administración privada que a la pública. El municipio no es la Cervecería Quilmes.
Uno de los mayores capitales con los que cuenta un municipio es sus recursos humanos: en calidad, pero también en cantidad. La cantidad incide en la calidad, no siempre a favor de esta, es cierto. Pero entonces exijamos calidad y no menos cantidad de recursos humanos.
Resulta más interesante analizar el número de empleados con el número de habitantes; con los kilómetros cuadrados de superficie; con la cantidad de espacios públicos; ¿Cuántos empleados son "muchos" en áreas como Desarrollo social o Salud?
Responder esa pregunta con el único argumento de un supuesto equilibrio presupuestario (la administración actual no tiene déficit y aun más importante: no tiene subejecución presupuestaria y ha logrado desendeudarse) sin tener en cuenta otro tipo de variables relacionadas con las demandas a atender es toda una declaración de principios.
Ya nos gobernaron esos principios y así les fue (y así nos fue)
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